Un agente inmobiliario despliega un papel fundamental como asesor especializado en transacciones de bienes raíces, abarcando tanto propiedades residenciales como comerciales. La orientación proporcionada por estos profesionales resulta esencial al facilitar la compra o venta de inmuebles, ya que poseen un profundo conocimiento en asuntos financieros, tributarios y legales relacionados con el ámbito inmobiliario.

La experiencia de un agente inmobiliario se manifiesta no solo en la resolución de las preguntas de los clientes, sino también en su capacidad para aprovechar conocimientos, contactos y recursos necesarios para asegurar el éxito de la transacción de venta.

En una transacción inmobiliaria típica, participan dos agentes principales: aquel que representa al vendedor y el que representa al comprador. Ambos desempeñan roles cruciales al negociar los términos y condiciones de la transacción para garantizar un resultado satisfactorio.

En relación con las comisiones, es posible que tanto el comprador como el vendedor acuerden conjuntamente su pago. En algunos casos, para facilitar la transacción, se establece la costumbre de que sea el vendedor quien asuma dicha comisión. La determinación de quién cubrirá esta comisión puede ser establecida por el vendedor al momento de contratar al agente inmobiliario. Este proceso puede involucrar la firma de un acuerdo inicial de trabajo donde se definan los términos y condiciones, incluyendo los pagos de comisiones asociados a la transacción inmobiliaria.